No firmes un cheque que tu cuerpo NO pueda pagar

No firmes un cheque que tu cuerpo no pueda pagar.

Creo que tener ambición es algo precioso. Nos hace permanecer en un estado de esfuerzo continuo, nos hace ver el futuro, imaginar, llenarnos de satisfacción y empezar de nuevo.

Pero, ¿hasta dónde llevar la ambición? Bueno, te tengo una respuesta muy clara. Correr debe ser como la buena vida financiera, nunca hay que estar en números rojos, porque eso sólo hablará de una mala gestión del dinero. No gastes más de lo que ganas, paga tus deudas, invierte, ahorra y finalmente verás los frutos de tu dinero.

Con la carrera las cosas son iguales, todo muy simple y se resume a esta premisa: NO FIRMES UN CHEQUE QUE TU CUERPO NO PUEDA PAGAR.

Es muy fácil, pero muy fácil, anotar una meta en un papel, o soñarla en la mente, emocionarse, jurársela y hasta platicarla con los seres queridos. “voy a correr un ultra en Septiembre”, “voy a hacer un 42k en Otoño”, “Voy a entrenar 6 días a la semana”. Pero las metas no sólo son trayectos del punto A al punto B, ni en el running ni en ningún lado.

Entonces, quiero entrenar o ya llevo haciéndolo mucho tiempo, años tal vez, pero necesito un objetivo nuevo, ¿cómo lo defino?

Lo que hay que tomar en cuenta son muchos factores y no sólo LA INTENCIÓN O LAS GANAS. A mis entrenos, cuando me dicen que quieren que les diseñe un plan, les pregunto qué quieren lograr y en cuánto tiempo y juntos vemos si es posible o vamos a girar un cheque sin fondos. Digo “juntos” pero en realidad, casi siempre soy yo la que les recuerda el poco tiempo que falta o su ritmo actual de carrera o que se van a ir de vacaciones, porque claro, cuando nos ponemos a soñar con los objetivos deportivos, se nos olvidan todas las cosas que hay entre medio. Todos queremos tener cuadritos tras una semana de hacer abdominales. Es normal, perdemos la perspectiva.

EL TIEMPO

Esta variable es totalmente FINITA. Hay un número determinado de horas al día y ya está. No podemos crear más y hay cosas que integran nuestra vida a las cuales no podemos quitarles tampoco un espacio en la franja del tiempo.

Podemos decir entonces, que en la variable TIEMPO hay cosas que se pueden sacrificar y otras que no están sujetas a decidir si las hacemos o no, así que para conocer nuestra realidad debemos de tener bien claro las horas REALES que nos quedan tras quitar aquellas que no son negociables.

(*Quiero hacer una pequeña acotación para decir que el sueño no es negociable, aunque muchos crean que sí.)

Bien, determinadas las cosas que no son negociables, tenemos el tiempo que nos queda para entrenar, aunque ahora deberemos hacer arreglos con las que SÍ son negociables. Tenemos que ser realistas a la hora de decidir y aceptar (o no) que debemos estar un periodo de tiempo SIN algo, sacrificándolo.

Les pongo un ejemplo: cuando uno entrena (bien) para un maratón, lo más probable es que durante al menos 16-20 semanas no tenga muchos desvelos, fiestas, viajes y celebraciones diversas, así lo exige la distancia y el calibre del objetivo. Así que se debe estar dispuesto a quitarle TIEMPO a algo, generalmente (aunque dependiendo de la situación personal de cada quien) es a la recreación-familia-vida-social. Hay gente que está dispuesta, hay gente que no. No juzguemos. Sin embargo, no se puede atender bien a dos amos y quien crea que se lo puede aguantar todo, no va a llegar a la meta con su máximo potencial, es más, quién sabe si llegue a la meta. Esto es negociar con el tiempo. Unas cosas por otras.

¿Con qué otro problema de temporalidad nos podemos topar? Es muy común, pero muy común, incluso para corredores experimentados, enterarse de un evento con muy poca anticipación y querer afrontarlo. No hace falta que explique este punto tan a fondo, todo es un proceso gradual y querer prepararse de forma express es como querer cocinar un pastel cuya receta indica 40 min, en 20.
No queda, se desinfla, sale mal y sabe feo.

Corredores, acepten que se enteraron tarde. Ya habrá otras carreras.

TU NIVEL

Cada persona es diferente, cada quien se encuentra en un punto deportivo distinto. Eso está bien. Las metas de tus amigos no deben ser las tuyas, igual que sus cuentas bancarias no son las mismas. Imagínate que te compras un avión porque tu amigo de la infancia es Luis Miguel y él tiene mucho dinero. Vas a deberlo para siempre.

Acepta tu punto de partida, ¡es el mejor! No hay nada más emocionante que progresar, que notarte mejor, que crecer y recordar cómo fue que corrías hace un mes y cómo corres ahora, pensar que de seguir así, correrás increíble en un tiempo más.
Tu nivel es totalmente dinámico, lo cambias todo el tiempo. Disfruta los procesos.

LA MENTE

Los objetivos deportivos deben caber en tus pensamientos. Me refiero a que no sólo el cuerpo debe de estar preparado para llevar a cabo lo que sea necesario para lograr la meta, sino que tu mente debe de estar puesta ahí también. A veces estamos a mitad de un emprendimiento enorme, o del nacimiento de un hijo, de la enfermedad de un familiar o de una mudanza internacional. Si tu mente no tiene espacio para tus objetivos, debo decirte que no lo vas a lograr. Acuérdate quién es la que manda en nuestra vida (pista: no es el cuerpo).

Les pongo un ejemplo, cuando vivía en México y estaba próxima a dejar mi vida entera y venir a vivir a Montreal, me inscribí al maratón de esta ciudad, lo hice porque me creí en control de la situación, sentí que como llevaba una vida corriendo, simplemente sería como continuar haciendo lo que siempre hago mientras el mundo se colapsaba unos días y tomaba forma otros tantos a mi alrededor. Al final, después de haber abandonado muchas distancias largas porque el cuerpo no me respondía y tras un mes de haber puesto los pies en este país, no dormir por estar haciendo mil y un papeleos, buscar departamento, comprar los muebles, pedir los permisos, etcétera… el día del maratón abandoné en el kilómetro 23. Oh decepción.

Me sentí triste no por haber abandonado, sino por haberme expuesto a hacerlo y pasar por esa terrible experiencia. Debí de aceptar que mi mente estaba puesta en otras cosas MÁS IMPORTANTES para mí en ese momento y que correr un maratón con el tiempo de clasificación que quería, nunca estuvo dentro de los planes de mi cerebro. Debí evitarme la pena, pero gestioné muy mal el cheque. Lo giré sin pensar.

EL EGO

Supongamos que todo lo anterior funciona y está a tu favor: tienes tiempo, disposición, aceptas tu nivel, tienes la mente enfocada, ahí está ya la receta para el éxito, sin embargo, todavía nos podemos equivocar.

Aunque la idea romantiquísima de que puedes lograr lo que te propongas está más presente que nunca en todos los medios publicitarios, creo que a veces se descontextualiza. No basta con “soñarlo para lograrlo”, hay que entender que somos seres humanos, que si bien hemos demostrado a lo largo de la historia que somos seres adaptables y capaces, también hemos de aceptar las limitantes que en algún punto, nuestro cuerpo pueda oponer.

El título de este newsletter es “no firmes un cheque que TU CUERPO no pueda pagar”, así que el elemento más importante de toda esta lectura es precisamente ese, la humildad y el respeto con el que tratamos al cuerpo, es decir, que no debemos de caer en un ABUSO que nos haga claudicar en el trabajo hacia nuestros objetivos, creyendo que el fin justifica los medios. Más no es mejor, más sólo es eso MÁS, a veces innecesariamente. Correr volúmenes ridículos de kilometraje no siempre es indicador de que vayas por el camino del éxito, a lo mejor es todo lo contrario y estás próximo a toparte con pared.

Respétate. Desarrolla tu fuerza, tu resistencia, todo lo que puedas mejorar, mejóralo, trabaja durísimo, pero desde el plano del respeto al cuerpo. No le pidas cosas que no puede sostener en el tiempo, es decir, si un régimen de entrenamiento que te impones, es casi imposible de llevarse a cabo porque el cuerpo no da para eso, entonces NO debe de ser.

Un corredor recreativo que quiere meter 160 kilómetros a la semana durante 4 meses (por decirles algo) está tentando al peligro y está a punto de romper esa chequera, qué digo romper, la va a incendiar y en una de esas no quedan más títulos para firmar. Les pongo ese ejemplo que tal vez nos suena lejano, pero aplica igual para corredores más terrenales que tal vez están acostumbrados a correr 20 km por semana, e imponer 50, en este momento, sería un atropello. Ve gradual, sé cauteloso. AHORRA e INVIERTE , para que después puedas andar firmando papelitos como Bill Gates.

¡Nos leemos pronto!
Alín