Aprender a correr "the hard way"

¿Hace cuánto fue tu primer carrera? El mundo ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo, quienes nacimos de los ochentas hacia atrás, hemos vivido en carne propia la transformación total de nuestro entorno y si de casualidad empezaste a correr antes de la vorágine que trajo consigo las redes sociales, seguro que ignoraste todo hasta el momento en que cruzaste la primer meta.

El otro día leí un artículo de Phil Mosley donde recordaba que hace muchos años, cuando corrió su primer carrera, sin youtube, instagram o google, aprendió todo "the hard way". Hizo cosas que no salieron bien, como adaptar unos tubos de una máquina casera de vino de su mamá, para ir tomando agua durante su carrera (o sea, lo que todos ahora conocemos como un chaleco de hidratación) pero el aparato nunca funcionó bien y gastaba más energía succionando (sin que saliera una gota de agua) que lo que gastaba pedaleando, experimentó y aprendió qué cosas sí y qué cosas no, pero todo desde el empirismo.

Así que podríamos asegurar la practicidad que ha traido la información a nuestras vidas, aprendes la lección sin haberla vivido, y eso te ahorra muchos fracasos.

Pero no sólo esos datos nos ofrece internet y las redes sociales. También nos inundamos los ojos de marcas personales ajenas, cuerpos, entrenamientos, patrocinios, gadgets y looks que nos pueden hacer creer una cosa equivocada del deporte (y de todo en general), o pueden sembrar la semilla de una aspiración inalcanzable que cuando crece, se convierte en frustración. Aspirar está bien, es parte de la naturaleza humana, pero cuando se sale de contexto es un duro camino al fracaso.

La historia de mi primer carrera es muy bonita, tal cual lo narra Mosley, yo tampoco tenía idea de nada. Fue un 10k, yo llevaba ya mucho tiempo corriendo, años creo. Total que en ese entonces no tenía un referente en las redes sociales porque lo máximo a la que llegábamos era al hi5. Me inscribí después de escuchar el anuncio en el radio, yo no tenía idea de lo que era una carrera atlética, pero consideré que con el tiempo que llevaba corriendo, iba a ser algo fácil para mi. Fui de las primeras en anotarme, entonces mi número era el cuarenta y tantos (o el sesenta y tantos, ya no me acuerdo) así que yo no vi más allá de ese dato, para mí, yo cerraba el conteo y máximo éramos esa cantidad de personas. Me emocioné mucho. Un día antes de la carrera trataba de prepararme mentalmente y por mi cabeza pasó un pensamiento que la llenó toda: ¿y si gano? ¡imagínate que gano! y se quedó todo el día rondando mi mente, haciéndome feliz y motivándome a dejarlo todo en la calle al siguiente día.

Genuinamente pensé que era posible que ganara y eso me motivó hasta los huesos.

Cuando llegué a la línea de salida, me encontré con cientos de personas (no las cuarenta y tantas que creía que correrían) y de entre esas personas, habían africanos de dos metros y muchos otros nacionales con shorts diminutos y piernas muy delgadas que olían a yodex, ahí me di cuenta "the hard way" que evidentemente no estaba ahí para ganar la carrera, sin embargo, la energía que me había motivado seguía ahí, intacta. Lo di todo también.

Aunque parezca ridícula la anécdota, la parte bonita a la que me refería al principio de esta historia es justo el hecho de que, en aquel entonces, al no vivir bajo una marea de información y fotos preciosas con récords personales divinos, outfits y tenis non plus ultra, yo solamente corrí con la intención de darlo todo ahí, para mí. Dormí con la idea de que YO IBA A GANAR, no tuve con quién compararme y me medí con una vara tan amable (y aún así ambiciosa) que quise seguir haciendo esto por el resto de mi vida.

Así pues, creo que inspirarse es necesario, increíble e inherente al ser humano (los animales pueden copiar conductas, pero nunca inspirarse en otros), pero dirigir los esfuerzos constantemente hacia un lugar equivocado en aras de parecerse a alguien o de alcanzar cierto estándar, cambia toda la dinámica del deporte y la superación personal y lo convierte en un viaje muy estresante, todo lo contrario al verdadero espíritu del running.

Correr es el acto más personal y significativo. Hazlo personal y significativo, "the hard way".

 

Alín Osuna.